Como es sabido, en el Kòsmos rige una férrea metodología científica empírico-deductiva-positivista, la cual se ha establecido desde centurias como único vía hacia el conocimiento y se ha impuesto, por todas las vías y orificios posibles, a las diferentes especies con cierta capacidad lógica y racional. Existe todo un imperio científico ferozmente custodiado por infinidad de ejércitos de índole cientista y de policías de marcada actitud positivista, que vela por la auténtica verificación cognitiva, por mostrar, allí donde fuere necesario, lo falsable de una hipótesis y por reprimir violentamente en cuanto se presenta la ocasión. Todo el Kòsmos se muestra ocupado por la ciencia... ¿Todo? No, un grupo de irreductibles rebeldes, de diverso pelaje y heterodoxa condición hacia el conocimiento, resiste ante el implacable progreso científico. Entre estos resistentes, podemos encontrar toda suerte de animados y coloristas individuos: plúmbeos filósofos posmodernos, los cuales afirman sin rubor que la verdad de la ciencia es solo una entre tantas; divertidos terapeutas alternativos, practicante de ridículos métodos holísticos exhibidos abiertamente como seudocientíficos; poseedores de poderes paraanormales, que aseguran poseer irrisorias habilidades propias de espéctaculo circense de bajo nivel; seguidores de anacrónicos rituales religiosos con doctrinas más bien estúpidas; inefables místicos con demasiado tiempo libre para la intronspección; astrólogos, y otros videntes, sin el menor asomo de vergüenza; espiritualistas pertinaces en su afán de salvar el mundo, y un tipo (solo uno) que simplemente afirma mostrarse crítico con una ciencia puesta al servicio de los intereses económicos de las grandes corporaciones kòsmicas. Recientemente, un variado comando, perteneciente a estos grupos de rebeldes, ha perpretado un ataque terrorista a la estación espacial
Science Life Star, en la que se realizan experimentos científicos de alto nivel; el más conocido es el que está a puntito de descubrir el propio origen del Kòsmos, así como el nacimiento de las formas biológicas, lo cual debería acabar con las esperpénticas cosmogonías míticas y seudocientíficas. El caso es que el ataque a la estación ha resultado inane, inocuo y más bien baladí, ya que se ha realizado mediante un ataque energético-espiritual no contemplado por el conocimiento científico. Parece una bonita y significativa moraleja sobre el conflicto que nos ocupa.
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La estación espacial Science Life Star sigue siendo símbolo del progreso científico, ya que los ataques de los rebeldes son de risa. |
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