domingo, 29 de julio de 2012

jueves, 26 de julio de 2012

Nace la Ecclesia Científica Posmoderna

Con gran éxito, y no menos alborozo, se ha creado la Ecclesia Científica Posmoderna, la cual mantiene una serie de dogmas básicos, como son el no aceptar ninguna verdad en lo que atañe al conocimiento, el negar el acceso una realidad objetiva o el descojonarse ante la posibilidad del progreso en cualquiera de los ámbitos de la vida. Además, como la nueva congregación asegura promover la pluralidad, aceptan entre sus fieles a cualquiera; ya se han unido a sus filas especies como los muy peculiares lagartos arcturianos, las inefables esporas lyortardianas, las plúmbeas estructuras del sistema de Wilhelm o los ridículos seres inmateriales y etéreos marxianos. El rito de iniciación resulta más bien pintoresco, ya que sumergen al nuevo miembro en una cubeta de líquido amniótico de fabricación casera y le obligan posteriormente, incluso de forma coactiva y violenta a base de sonoros bofetones en los carrillos de cara y trasero, a renunciar a cualquier ridículo sueño de un futuro mejor. Los ritos de la Ecclesia, realizados de manera informal en cualquier día y a cualquier hora, reúnen a los creyentes en grandes centros comerciales, juntan sus manos y repiten de forma sonora un mantra en el que se pretende, hasta el hastío, únicamente vivir el presente y buscar el placer inmediato a través del consumo de objetos baladíes; del mismo modo, una especie de carcajada nerviosa acompañada de un rictus terrorífico precede al rito de subordinación, en el que todo quisque se arrodilla compungido y con los ojos vidrioso, a la máxima deidad: Oxímoron, el gran Absoluto Relativista. La Ecclesia, fiel a su credo, recoge en la cotidianidad cualquier hipótesis evidenciada por la ciencia y la pone en duda severamente en cuanto a metodología, pero no solo de forma especulativa, también en algunas casos empíricamente; el resultado es que van ya varios óbitos entre sus miembros, los cuales habrían desafiado las leyes físicas más elementales. La comunidad científica, severa partidaria de una episteme, ha pedido encarecidament que se prohiban estas actividades. Otros en cambio, aseguran que hay que dejarles rienda suelta, que lo mismo se acaban extinguiendo.


lunes, 23 de julio de 2012

viernes, 20 de julio de 2012

La alianza rebelde seudocientífica contraataca

Como es sabido, en el Kòsmos rige una férrea metodología científica empírico-deductiva-positivista, la cual se ha establecido desde centurias como único vía hacia el conocimiento y se ha impuesto, por todas las vías y orificios posibles, a las diferentes especies con cierta capacidad lógica y racional. Existe todo un imperio científico ferozmente custodiado por infinidad de ejércitos de índole cientista y de policías de marcada actitud positivista, que vela por la auténtica verificación cognitiva, por mostrar, allí donde fuere necesario, lo falsable de una hipótesis y por reprimir violentamente en cuanto se presenta la ocasión. Todo el Kòsmos se muestra ocupado por la ciencia... ¿Todo? No, un grupo de irreductibles rebeldes, de diverso pelaje y heterodoxa condición hacia el conocimiento, resiste ante el implacable progreso científico. Entre estos resistentes, podemos encontrar toda suerte de animados y coloristas individuos: plúmbeos filósofos posmodernos, los cuales afirman sin rubor que la verdad de la ciencia es solo una entre tantas; divertidos terapeutas alternativos, practicante de ridículos métodos holísticos exhibidos abiertamente como seudocientíficos; poseedores de poderes paraanormales, que aseguran poseer irrisorias habilidades propias de espéctaculo circense de bajo nivel; seguidores de anacrónicos rituales religiosos con doctrinas más bien estúpidas; inefables místicos con demasiado tiempo libre para la intronspección; astrólogos, y otros videntes, sin el menor asomo de vergüenza; espiritualistas pertinaces en su afán de salvar el mundo, y un tipo (solo uno) que simplemente afirma mostrarse crítico con una ciencia puesta al servicio de los intereses económicos de las grandes corporaciones kòsmicas. Recientemente, un variado comando, perteneciente a estos grupos de rebeldes, ha perpretado un ataque terrorista a la estación espacial Science Life Star, en la que se realizan experimentos científicos de alto nivel; el más conocido es el que está a puntito de descubrir el propio origen del Kòsmos, así como el nacimiento de las formas biológicas, lo cual debería acabar con las esperpénticas cosmogonías míticas y seudocientíficas. El caso es que el ataque a la estación ha resultado inane, inocuo y más bien baladí, ya que se ha realizado mediante un ataque energético-espiritual no contemplado por el conocimiento científico. Parece una bonita y significativa moraleja sobre el conflicto que nos ocupa.

La estación espacial Science Life Star sigue siendo símbolo del progreso científico, ya que los ataques de los rebeldes son de risa.

martes, 17 de julio de 2012

sábado, 14 de julio de 2012

El Amor no existe, relájate y goza

Éste es el lema de una ambiciosa campaña llevada a cabo por grupos de aamores, los cuales niegan la existencia del idealizado concepto y, además, llevan su incredulidad todo lo lejos posible,  ya que consideran que dicha creencia es perniciosa para el desarrollo individual y la convivencia social y política. Aunque los militantes aamores suelen apelar a una mayor verificación empírica y deductiva para justificar la falta de creencia, la comunidad científica insiste en no entrar en este tipo de discusiones, ya que consideran que el Amor no es una hipótesis falsable, es decir, que no puede demostrarse si existe o no, y punto. Desde posiciones más filosóficas, el Amor vendría a ser una abstracción producto de los anhelos y necesidades de las especies más o menos inteligentes del Kòsmos, cuya consecuencia más evidente es un estado de imbecilidad tal, que la capacidad racional del sujeto entra stand by, mientras que una distorsión cognitiva se manifiesta de manera alarmante. Dicho lo cual, un poco sí hay que dar la razón a estos grupos de negacionistas. Por otra parte, las ciencias sociales y la sicología son capaces de explicar las emociones, actitudes y comportamientos de los individuos, por lo que no es necesario apelar a un concepto místico heredado por tradiciones atávicas de vaya a saber usted qué épocas y sinsabores. El aamorismo no es que sea tampoco muy reciente, ya que hace ya varias centurias que algunos filósofos señalaron que la creencia amorosa no es más que una proyección de nuestras capacidades reales hacia un mundo idealizado; a este respecto, empezó a surgir una corriente hedonista que apostaba por dejar de creer en el amor, de manera platónica e infantil, y por practicarlo más como actividad fisiológico-carnal. Desde posiciones antagónicas, la creencia en el Amor, presente en la mayor parte de las culturas tradicionales, insiste en lo importante de este ente supremo en nuestras vidas, meta final de una ideal ascético que se sitúe por encima de los placeres carnales y garante, además, de la cohesión del Kòsmos. Los escépticos e incrédulos aamores consideran que, incluso, esta racionalización de la creencia tiene una explicación de lo más aceptable, ya que todos los síntomas son similares a los de la ingestión de estupefacientes. Tal y como ha declarado la portavoz de la campaña, Gertrudis Cordia, "la creencia amorosa coloca, y mucho, por lo que hemos querido lanzar un mensaje a cada individuo, que abandonen sus anhelos, que pierdan sus miedos y que follen más". No es la manera más elegante de expresarlo, pero ahí queda.


miércoles, 11 de julio de 2012

domingo, 8 de julio de 2012

Finalmente, se descubre una finalidad en el Kòsmos

A lo largo de milenios, multitud de autores con demasiado tiempo libre han especulado con la posibilidad que la existencia kòsmica tenga un objetivo, un propósito, una finalidad o vaya usted a saber qué. Es esta posición la que ha dado puerta libre a toda suerte de creencias disparatadas como es el caso del diseño inteligente del universo (el absurdo estriba, sobre todo, en el apelativo "inteligente"). En su momento, el conocimiento científico ya dio explicaciones de cómo surgió y se desarrolló la vida en el Kòsmos, de tal manera que se mandó al carajo a toda postura religiosa y/o metafísica, para alborzo y descanso de muchos. No obstante, como hay posiciones irritantemente pertinaces apoyadas en las debilidades y deseos infantiles de las personas, no han dejado de aparecer teorías apoyadas en el consabido "tiene que haber algo más", que vienen a ser variantes de lo de siempre. La creencia en una entidad mayestática, llámenle ser supremo, llámenle principio legislador, llámenle incluso energía (¡mejor todavía!) conduce una y otra vez a las mismos sueños de grandeza y deseos preescolares. Eso sí, todo muy bien adornado con una retórica chula y atractiva como es el caso de la escatología, o doctrina de las causas finales, o la teleología, o pensar que todo esto tiene que lleva a alguna parte. Eso sí, que todo esto nos lleva a alguna parte, estamos de acuerdo todos, ya que si hay una teoría firme y verificada es la de la entropía o nada dura eternamente. La entropía viene a decir que todo conjunto ordenado tiende al caos y al desorden; vamos, que tarde o temprano todo se va, finalmente, a la mierda. En este sentido, y como el lenguaje es muy sabio a pesar de los delirios especulativos, el término escatología resultado muy apropiado en su otra acepción (que no deja de ser la que ustedes estaban pensando en todo momento).

Algunos creen que detrás de la grandeza kòsmica se encuentra el ojo de un ser supremo; oros, dicen que como mucho el ojete.

jueves, 5 de julio de 2012