domingo, 8 de julio de 2012

Finalmente, se descubre una finalidad en el Kòsmos

A lo largo de milenios, multitud de autores con demasiado tiempo libre han especulado con la posibilidad que la existencia kòsmica tenga un objetivo, un propósito, una finalidad o vaya usted a saber qué. Es esta posición la que ha dado puerta libre a toda suerte de creencias disparatadas como es el caso del diseño inteligente del universo (el absurdo estriba, sobre todo, en el apelativo "inteligente"). En su momento, el conocimiento científico ya dio explicaciones de cómo surgió y se desarrolló la vida en el Kòsmos, de tal manera que se mandó al carajo a toda postura religiosa y/o metafísica, para alborzo y descanso de muchos. No obstante, como hay posiciones irritantemente pertinaces apoyadas en las debilidades y deseos infantiles de las personas, no han dejado de aparecer teorías apoyadas en el consabido "tiene que haber algo más", que vienen a ser variantes de lo de siempre. La creencia en una entidad mayestática, llámenle ser supremo, llámenle principio legislador, llámenle incluso energía (¡mejor todavía!) conduce una y otra vez a las mismos sueños de grandeza y deseos preescolares. Eso sí, todo muy bien adornado con una retórica chula y atractiva como es el caso de la escatología, o doctrina de las causas finales, o la teleología, o pensar que todo esto tiene que lleva a alguna parte. Eso sí, que todo esto nos lleva a alguna parte, estamos de acuerdo todos, ya que si hay una teoría firme y verificada es la de la entropía o nada dura eternamente. La entropía viene a decir que todo conjunto ordenado tiende al caos y al desorden; vamos, que tarde o temprano todo se va, finalmente, a la mierda. En este sentido, y como el lenguaje es muy sabio a pesar de los delirios especulativos, el término escatología resultado muy apropiado en su otra acepción (que no deja de ser la que ustedes estaban pensando en todo momento).

Algunos creen que detrás de la grandeza kòsmica se encuentra el ojo de un ser supremo; oros, dicen que como mucho el ojete.

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