Informa Policarpo Goiri- Los problemas con los nacionalismos no son ninguna novedad en el planeta Urras. Esta vez, la región de Arania ha llevado a cabo una sorprendente medida radical, y muy probablemente definitiva, al colocar motores de propulsión a sus fronteras y hacer que todo el territorio se largue al espacio exterior. Era ya motivo de conflicto la larga aspiración de Arania a poseer sus propios organos rectores e independizarse de una vez por todas de Pangea, una de las grandes masas continentales de Urras con un sistema político unificado, liberal y democrático para algunos, y totalitario para la mayoría. Los dirigentes del Estado pangeático han insistido en la imposibilidad y anacronía de un régimen político autocrático, ni en cualquier otro que no sea el de ellos. "Mucho menos futuro tiene un sistema así en el espacio profundo", manifiestan tajantemente, "¡ya volverán, ya!". Los aranios constituyen un peculiar pueblo que reivindica pertinazmente sus derechos colectivos y una identidad diferenciada. Para algunos, resulta estúpido reivindicar rasgos identitarios en un planeta como Urras, en el que todas las especies tienden a la juerga continua y al mestizaje. Esta identidad de la llamada raza arania se caracteriza por evidencias físicas, tales como una limitada estatura y una parte superior del cuerpo de tremenda magnitud. Las acusaciones de racismo, dirigido contra todos aquellos que no posean los rasgos raciales determinados por una rígido código genético, han sido reiteradas durante decenios por parte de los opositores al independentismo en Arania. Las falacias genéticas del independentismo identitario aranio pueden resumirse en la frase del popular antropólogo Pietro Claustrus, producto de toda una vida entregada a la investigación: "Enanos cabezones los hay por doquier en Urras, no existe una proporción mayor en Arania". Además de estos supuestos rasgos identitatarios de carácter físico, el pueblo aranio preserva una serie de tradiciones folclóricas diferenciadas, como son las exhibiciones de noisetxo, en las que los artistas hacen notar el poderío de sus cuerdas vocales con sonidos guturales bastante insoportables, la competiciones de ayayahi, en la que un mozo aranio atraviesa el río colgado de las gónadas de sus compañeros de equipo, o la llamada "danza arania", caracterizada por unos arrebatos espasmódicos bastante desconcertantes, que algunos sicólogos consideran una especie de patología identitataria. Ahora, todas estas costumbres, así como la protección de la raza, podrán ser llevadas a cabo en el espacio exterior.
Última imagen captada de la región de Arania, lanzada a su aventura independentista interespacial. Si se observa bien, pueden verse a unos mozos en la cumbre del monte Egea realizando unos emotivos gestos de despedida.
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