Uso obligatorio de Documento Kòsmico de Identidad
El Gran Estado Mayestático Kòsmico, el cual posee autoridad sobre el conjunto del Universo y parte del extranjero, ha decidido crear otro carné de identidad de uso obligatorio para todas las especies medianamente inteligentes del Kòsmos. Las organizaciones de defensa de los derechos civiles han protestado, no solo porque cualquier fuerza policial podrá exigir al individuo que le muestre el documento en cuestión, sino porque además tendrán la potestad de obligar al individuo a pasárselo por el recto y así reírse un rato. Todo sea, dicen las autoridades, por garantizar la seguridad.
Registro de creencia estrafalaria
Los que algunos se temían con la nueva Ley de Libertad de Cultos, Creencias y Necedades, parece estar cumpliéndose. Un animoso grupo de exaltados, liderados por el pastor Jeremías Henderson, pretende acogerse a la nueva regulación y registrar como oficial su muy estrafalaria religión, al menos tan respetable como cualquier otra, e imponer su enseñanza en las escuelas. El culto de Henderson y compañía consiste en la creencia y adoración de un enorme ser kòsmico con forma de bola de tallarines, omnipotente, omnisciente y omnípedo, que parece orbitar por el Kòsmos y controlar los designios de los mortales. Los seguidores del culto al denominado Enorme Ser Tallarinesco han desarrollado toda una cosmogonía en la que la creación del Kòsmos sería obra de esta peculiar deidad, la cual vendría a tener un propósito y todo en su acción de crear vida inteligente. Con la nueva Ley, extremadamente flexible, no es necesario presentar ningún tipo de evidencia empírica del objeto de culto (tampoco, de vida inteligente, y eso que ganan los creyentes).
Involución biológica inevitable
Los expertos aseguran que el imparable desarrollo de la tecnología en las civilizaciones avanzadas del Kòsmos va parejo a una especie de involución física e intelectual no menos vertiginosa en aquellos seres pretendidamente racionales capaces de modificar su entorno gracias a la técnica. Eso es así, hasta el punto de que en un tiempo no superior a dos milenios se asegura que la especie dominante va a ser una bola calva con ojos sin necesidad de comunicar, escasa de entendimiento, con solo un apéndice para apretar botones y una rajita en la parte de atrás para hacer sus necesidades.
Declaración Universal de Derechos Alienables
Una vez más, en la Organización Kòsmica de Naciones Arrejuntadas, todos los representantes se han puesto en pie de manera muy solemne y, a coro, han hecho hincapié en esta Declaración según la cual todas las especies nacen libres e iguales, pero luego ya se encargan la organizaciones políticas y económicas de poner a cada uno en su sitio.
Concurso de Vómito Existencial
Un año más, se ha convocado esta competición en la que numerosos individuos, ahítos de absurdo existencia, realizarán una muestra de movimientos estomacales y violenta expulsión de su contenido por los orificios superiores. Se valorará, además del nivel estético de las muestras de repugnancia, previas al acto en sí, la eficacia en el lanzamiento, así como la cantidad y calidad de lo expulsado (forma, textura, etc.). Se penalizará, la afectación histriónica y el asomo de la mínima impotencia regurgitatoria.
El Gran Estado Mayestático Kòsmico, el cual posee autoridad sobre el conjunto del Universo y parte del extranjero, ha decidido crear otro carné de identidad de uso obligatorio para todas las especies medianamente inteligentes del Kòsmos. Las organizaciones de defensa de los derechos civiles han protestado, no solo porque cualquier fuerza policial podrá exigir al individuo que le muestre el documento en cuestión, sino porque además tendrán la potestad de obligar al individuo a pasárselo por el recto y así reírse un rato. Todo sea, dicen las autoridades, por garantizar la seguridad.
Registro de creencia estrafalaria
Los que algunos se temían con la nueva Ley de Libertad de Cultos, Creencias y Necedades, parece estar cumpliéndose. Un animoso grupo de exaltados, liderados por el pastor Jeremías Henderson, pretende acogerse a la nueva regulación y registrar como oficial su muy estrafalaria religión, al menos tan respetable como cualquier otra, e imponer su enseñanza en las escuelas. El culto de Henderson y compañía consiste en la creencia y adoración de un enorme ser kòsmico con forma de bola de tallarines, omnipotente, omnisciente y omnípedo, que parece orbitar por el Kòsmos y controlar los designios de los mortales. Los seguidores del culto al denominado Enorme Ser Tallarinesco han desarrollado toda una cosmogonía en la que la creación del Kòsmos sería obra de esta peculiar deidad, la cual vendría a tener un propósito y todo en su acción de crear vida inteligente. Con la nueva Ley, extremadamente flexible, no es necesario presentar ningún tipo de evidencia empírica del objeto de culto (tampoco, de vida inteligente, y eso que ganan los creyentes).
Involución biológica inevitable
Los expertos aseguran que el imparable desarrollo de la tecnología en las civilizaciones avanzadas del Kòsmos va parejo a una especie de involución física e intelectual no menos vertiginosa en aquellos seres pretendidamente racionales capaces de modificar su entorno gracias a la técnica. Eso es así, hasta el punto de que en un tiempo no superior a dos milenios se asegura que la especie dominante va a ser una bola calva con ojos sin necesidad de comunicar, escasa de entendimiento, con solo un apéndice para apretar botones y una rajita en la parte de atrás para hacer sus necesidades.
Declaración Universal de Derechos Alienables
Una vez más, en la Organización Kòsmica de Naciones Arrejuntadas, todos los representantes se han puesto en pie de manera muy solemne y, a coro, han hecho hincapié en esta Declaración según la cual todas las especies nacen libres e iguales, pero luego ya se encargan la organizaciones políticas y económicas de poner a cada uno en su sitio.
Concurso de Vómito Existencial
Un año más, se ha convocado esta competición en la que numerosos individuos, ahítos de absurdo existencia, realizarán una muestra de movimientos estomacales y violenta expulsión de su contenido por los orificios superiores. Se valorará, además del nivel estético de las muestras de repugnancia, previas al acto en sí, la eficacia en el lanzamiento, así como la cantidad y calidad de lo expulsado (forma, textura, etc.). Se penalizará, la afectación histriónica y el asomo de la mínima impotencia regurgitatoria.
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