viernes, 11 de febrero de 2011

EL DESTINO FINAL DE LAS DEIDADES

Informa Agencia Theló.- Para el lector que lo ignore, cada ente sobrenatural o deidad en el que han creído algunas de las especies del Kósmos, habiendo sufrido la creencia un debilitamiento con el paso del tiempo, ha ido directo al exilio a un plano arquetípico ideal, que algunos siempre han identificado simplemente con la nada a la que deberían estar relegados estos seres. Hasta ahora, este exilio era un proceso habitual: cada vez menos gente les hacía caso, en sus vidas no tenían ya ningún protagonismo, y las deidades y seres míticos, aceptando su destino de manera estoica, no habían dado demasiada guerra. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha notado cierta agitación en dicho plano arquetípico producto, según nos han informado, del inaguantable hastío que se respira en el lugar ese, más bien vacuo, falto de contenido y sin mucho que hacer. La amenaza es que el plano ideal vuelva a ejerzar una influencia excesiva sobre la vida terrenal kòsmica, y a la gente le dé de nuevo por los rituales más pintorescos y por hacer regir sus vidas con las normas más absurdas. Según el portavoz de las deidades, el problema es que el inconmensurable poder al que estaban habituados estos seres, unido a la costumbre de que haya masas de individuos que te rindan adoración, tributo, se te arrodillen y te besen la peana, hace que se antoje insoportable una existencia rodeada de la nada absoluta. No dejan de ser comprensibles estas protestas, ya que pasar de ser uno responsable de toda una cosmogonía, del diseño de un planeta o incluso de todo un universo, a tener que matar el tiempo como pueda es todo un contraste de lo más peculiar. Por lo visto, el que peor lo pasa es el anteriormente conocido en el Kòsmos como Yah!, compendio final en la historia de la creencia anterior en numerosas deidades, por lo que era todopoderoso, omnisciente y omnipresente el tío. Tal vez por eso, Yah! acabó resultando de lo más cansino y le acabaran mandando al exilio después de unos cuantos milenios dando la tabarra de diversas formas, especialmente con eso que algunos llegaron a denominar la "Verdad revelada" y que ocasionó los peores cataclismos sociales y políticos debido al enfrentamiento entre fundamentalismos de diverso calado. El nombre de Yah!, después de que la deidad acabará, como todas, camino del exilio, se convirtió con el tiempo en una especie de canto folclórico de intención sarcástica, que viene a significar algo así como "no nos creemos nada de nada, por favor no nos infléis las gónadas". Según científicos, y también algunos filósofos de ciertas corrientes, el malestar de las deidades, condenadas a la abstracción más inane, no puede tener incidencia alguna sobre nuestras vidas terrenales. Veremos a ver, porque hay alguno que parece echar de menos hincar la rodilla y estar subordinado a las más disparatadas creencias, y lo mismo le acaba dando alas a los peculiares habitantes del plano arquetípico.
En el plano arquetípico no hay mucho que hacer, y alguno se acaba cansando de adoptar una pose "divina".

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