sábado, 30 de octubre de 2010

El Mercado, nueva deidad ante la que subordinarse

Informa Adán Esmiz.- Aunque, hasta ahora, la noción de Mercado no tenía en sentido estricto una naturaleza trascendente, los ideólogos de turno, de independencia sospechosa, han querido ver en esta nueva visión la solución a los problemas tanto espirituales como materiales en el Kòsmos. El Mercado, así en mayúsculas, es la nueva instancia totalizadora, una deidad infinitamente más poderosa que cualquier otra en el imaginario de las diversas especies kósmicas. Si hasta hoy, solo el Mercado, de condición libre y autorreguladora, ha funcionado como sistema económico de resultados apreciables, ahora además podrá rendírsele culto sin ninguna vergüenza ante el 'qué diran'. "El Mercado es ya Dios, es la Providencia, es el Ser Supremo, y no solo hay que bajarse los pantalones ante su presencia, se puede, y se debe también, hincar la rodilla", ha asegurado Gordon Guetto, figura en la que se han fusionado los oficios de economista/tecnócrata y sacerdote/mediador, que dicen que es el futuro de los gobernantes/sinvegüenzas. Ya se ha iniciado por todo el Kòsmos la construcción de nuevos lugares de culto para la nueva y poderosa deidad, y reciclado algunos otros, como lupanares que han encontrado una más alta aspiración, aunque se sigan haciendo actividades similares. En estos nuevos centros de liturgia, solo tendrán cabida los mercaderes, seres de espiritualidad reforzada por su nueva condición híbrida, y se expulsará a latigazos a aquel que no desee ningún lucro económico. Por oposición a los nuevos creyentes del dios Mercado, están aquellos que encuentran una naturaleza también trascendente en la Sociedad, que precede a cualquier ser vivo del Kósmos y permanecerá tras su desaparición. Estos otros crédulos, igualmente ciegos, dogmáticos y cansinos, aunque ya minoritarios, aseguran que la individualidad no existe y solo rindiendo tributo a la diosa Sociedad podrán encontrar la felicidad los seres que la habitan. Luego, además, hay en el Kósmos infinidad de gente normal, que solo desea que le dejen vivir en paz sin tanta histeria trascendente con afan totalizador.

En algunas líneas de autobuses kòsmicos, se ha iniciado una campaña subversiva e irónica en contra de la nueva deidad.

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