Informa Thomas Mindanao- Lo que se había planteado como una muestra de las civilizaciones más nefastas de todo el Kòsmos, acaba como el rosario de la aurora. Las premisas del concurso dejaban las cosas bastante nítidas: mostrar un modelo de sociedad lo más alejada en lo posible del ideal de felicidad colectiva premiando aquella en que las tendencias sociales se acerquen a extremos apocalípticos. Si bien la mayoría de sociedades presentadas abundaban más bien en la mediocridad y en la monotonía al estar basadas, bien en regímenes totalitarios por todos conocidos, bien en la explotación económica a cargo de monstruosas corporaciones transplanetarias, algunos modelos presentaban rasgos originales a destacar. El planeta Pohl concursó con un régimen basada en los contrastes sociales llevados a un extremos nunca visto antes en Kòsmos (lo cual, no es decir poco); si bien un sistema político devorado por el sistema económico no es una característica novedosa en el universo conocido, los rasgos de abundancia de bienes lujosos insultantemente fútiles gracias a una labor publicitaria creativa y omnipresente, junto a la escasez de artículos de primera necesidad para una gran parte de la población, fueron muy aplaudidos por público y jurado. Otras sociedades distópicas elogiadas fueron: la del planeta Lebedyán, en la que los materiales de construcción son siempre transparentes para que el Estado controle qué demonios hace la gente en sus casas; la de la región Surrey, en el mundo aislado de Albión, sistema con un original proceso de adoctrinamiento estatal producido mientras las personas duermen y basado en la inhibición neuronal, de tal manera que acaban aceptando de manera estulta su nefasto rol en el mundo y sosteniendo a una clase dirigente; o la sociedad wokeganiana, caracterizada por un sistema informativo globalizado, gracias a una red de terminales cognitivo-sensoriales individualizadas, con una envidiada censura de carácter poliédrico y una manipulación histórica de eficacia inmediata y continuada. Sin embargo, los abucheos se dejaron oir de manera estentórea cuando el portavoz del jurado mencionó a la ganadora sociedad de Oupolis. Las protestas estaban encaminadas, no a la tibieza de la decisión o a la falta de calidad distópica del galardón, sino a la raíz de la esencia del modelo presentado. Entendidos en la materia señalaban que el de Oupolis, y a pesar de algunos problemas sociales convenientemente magnificados para la ocasión, es un sistema con rasgos más cercanos al concepto utópico, antitéticos al concurso que nos ocupa. El hecho de la existencia de un comité de filósofos eruditos que ejercen labores de gobierno, así como de que exista en ellos la premisa moral de ejercer la justicia, sería motivos suficientes para anular la candidatura de la finalmente galardonada sociedad de Oupolis. Recordaremos que no existe en el Kòsmos un evento tan prestigioso como el de la Muestra de Distopías. En cierta ocasión, se celebró un concurso similar de modelos utópicos edificados en el universo conocido, y el premio quedó desierto.
Cartel de la Muestra, muy bonito para lo que luego fue la cosa.
miércoles, 30 de junio de 2010
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