miércoles, 22 de agosto de 2012

El efecto trilobite o nunca pises a un ancestro en el pasado

Un grupo de científicos del planeta Urras, donde ya sabemos que son algo aficionados a dar la nota, logra viajar a la prehistoria del mundo aquel y, a pesar de haber sido advertidos de que tocaran nada, montan una zapatiesta considerable al provocar una serie de paradojas temporales a cual más irrisoria y patética. Un miembro de la expedición, más bien torpe, paseando por los parajes del período Paleozoico, se interna en una charca donde estaba produciéndose una eclosión de vida multicelular, acaba pisando un trilobite y los resultados en la vida evolutiva son para contener la risa. Ahora, todos los primates urranianos, humanos incluidos, tienen unos ridículos ojos saltones, una testuz de proporciones descomunales y una mandíbula cuadrada bien poco favorecida. El desastre evolutivo tiene su expresión más concreta en unas alteraciones en los cánones de belleza que pueden dar lugar a problemas ulteriores aún más graves. Es por eso que una segunda expedición vuelve a viajar a través del tiempo, al mismo período prehistórico, y ponen en marcha un plan desconocido para volver a dejar la evolución en el lugar anterior. Pueden imaginarse ustedes, queridos lectores, que el resultado no puede calificarse exactamente de satisfactorio cuando vuelven al presente y descubren que el presidente de la primera potencia urraniana es ahora un monito platirrino encantador, elegido de forma totalmente democrática, que sin embargo toma las decisiones más importantes de manera totalmente arbitraria. De forma urgente y sin mucho que perder, una tercera expedición decide llevar a cabo nuevas alteraciones en la Era Cámbrica y los resultados son ahora indescriptibles con un humanidad sometida al poder de las terribles plantas Ficus carica, o higueras comunes, convertidas en esta realidad alternativa en unos seres inteligentes con muy mala leche. Presos del pánico y habiendo cogido cierto gusto por los viajes intertemporales, los científicos urranianos viajan una y otra vez al pasado, pisándolo todo a su paso, ya sin la más remota idea de las consecuencias y solo a ver qué diablos ocurre.

Científico responsable del desaguisado evolutivo por pisar donde no debe.

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