Después de trienios de búsqueda, ha sido por fin apresado el reputado delincuente Prometeo Smith, acusado de varios delitos de latrocinio. Su golpe más sonado fue contra la clase dirigente, conocida coloquialmente como
dioses, ya que se pegan la gran vida sin currar y es posible además que los avances científicos les hayan proporcionado ya una vida eterna; el objeto del robo fue un preciado conocimiento, denominado misteriosamente
fuego, cogiéndolo hábilmente de la gran computadora Helios situada en el monte Olimpo (en el planeta árido Marx). Para ello, Prometeo se convirtió con gran habilidad en el hombre de confianza de Zeus Randolf Johnson, presidente honorario de la poderosa corporación Athenas Multikosmic, dedicada a las finanzas, el juego, el sexo y el rock and roll. Recordemos que los llamados dioses son una minoria privilegiada en el Kòsmos que reúne en su poder el 98 % de la riqueza y del conocimiento científico, entre el que dicen que se encuentra el propio secreto del universo y de la vida; son en su mayoría dueños de grandes empresas multikósmicas, dedicadas a los más variados sectores, con el objetivo de que la gente consuma las mayores estupideces. Precisamente, Prometeo se declara una delincuente romántico, por lo que decidió arrebar a los dioses, "esos parásitos barrigudos que mantienen a la gente pobre e ignorante", según sus palabras textuales, sus mayores secretos y entregárselos a las clases desposeídas, por lo que el hombre se ha convertido ya en todo un mito. El juicio se va a celebrar en breve y el fiscal pide, en un alarde de imaginación y mala leche, que se destierre a Prometeo al planeta rocoso Caucasus, se le encadene a una gran piedra y sea devorado poco a poco por las bestias autóctonas. La constitución kòsmica no contempla, en principio, esa posibilidad como castigo, pero todo se andará. Por otra parte, ya se ha realizado un primer borrador de guión para una adaptación cinematográfica, en 4 dimensiones, con el original título de
Prometheus; al parecer, se le ha propuesto la dirección a Ridley Scott, a pesar de que no realiza nada medianamente decente desde hace centurias.
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Prometeo, con envidiable forma física, adoptando una pose mítica. |