El planeta Matheson se vio afectado hace tiempo por una extraña epidemia que convertía las personas en una especie de zombis descerebrados con tendencia a salir de noche y a mover su cuerpo espasmódicamente. Aclararemos que, a diferencia de muchos de los planetas habitados conocidos en el Kòsmos, la gente no se comportaba de ese modo con anterioridad a la crisis. El caso es que en Matheson solo sobrevivió a la expansión vírica Roberta Citurna, una mujer de enorme tamaño y muy mala leche, de ahí su apodo de "Tremenda", que se dedicaba durante las horas de luz solar, aprovechando la tendencia de los "infectados" a dormir durante el día, a fulminarlos sin compasión. Mujer ya de por sí de escasas luces y pocas inquietudes intelectuales, la cordura de Roberta se vio afectada por la soledad, por la absoluta incomprensión sobre lo que había ocurrido en el mundo por ella conocido y por el afán de liquidar a los que consideraba diferentes a ella. Los años pasaron y, sin que Citurna lo supiera, los nuevos seres habitantes del planeta Matheson empezaron a organizarse, crearon una sociedad con sus propias leyes y hábitos (por ejemplo: salir de noche y limitar los horarios diurnos) y empezó a germinar una nueva civilización. Paralelamente, comenzó a circular la leyenda de "Tremenda", una temible mujer de enormes dimensiones que durante el día se convertía en una amenaza para las personas normales y decentes. Roberta Citurna terminó siendo detenida y juzgada por una nueva sociedad en la que ya no tenía cabida. Dicen que, más o menos consciente de que se había convertido en un monstruo horrendo para la especie ahora mayoritaria, sus últimas palabras fueron "Soy leyenda" (aunque otra versión asegura que en realidad dijo "Soy tremenda"). Moraleja: el concepto de normalidad, o de bueno o malo, resulta siempre relativo según las costumbres de la cultura en la que habitamos. Otra moraleja: si observas que las personas a tu alrededor tienen un comportamiento altamente extraño, trata de comprender un poquito, porque tal vez el energúmeno acabes siendo tú.
domingo, 27 de mayo de 2012
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