lunes, 9 de abril de 2012

ENTREGA DE PREMIOS KÒSMOSIVOS

Informa nuestro corresponsal Quincy Adams Wagstaff.- Con gran júbilo, regocijo y alborozo, se han entregado los VCCXXIII Premios Kòsmovisivos Caspa Dorada, dedicados al medio que ha llevado la información, el entretenimiento y la enajenación a todos los hogares del Kòsmos. Una centuria más, poniendo a prueba el hastío del espectador con un mínimo de exigencia, pudimos observar cómo recogieron los galardones unos seres, tan populares y dignos de admiración para el vulgo, como repulsivos para alguien con un mínimo de intelecto y sensibilidad artística. El maestro de ceremonias de la gala fue Chewbacca Gumm, un descomunal alien antropomorfo, especie de híbrido entre oso urraniano y armario ropero vulgaris, de nula dicción y muy mala leche, con el que muchos se lo pasaron en grande al proferir estruendosos rugidos al entregar cada premio. Por la llamada alfombra bermellón, así llamada la gran cantidad de sangre derramada sobre ella (es broma, se llama así porque alguien quiso que fuera de un rojo muy vivo), desfilaron toda suerte de famosillos, famosetes, actores de medio pelo, glorias de antaño venidas a menos, presentadores mediáticos, mediocres impresentables, aspirantes a nada, suplicantes de algo de fama y otros entes multiformes de lastimosa existencia, que cuanto menos amenizaron la tarde al numeroso público asistente. La ceremonia comenzó, una vez más, con un deplorable acto endogámico de homenaje a la Kòsmovisión, ese medio que ha perfeccionado la estulticia hasta límites a los que no se atrevía a llegar nadie. Se explicó, entre muchas otras cuestiones espeluznantes, el avance de una técnica capaz de proporcionar al espectador emoción y diversión a raudales, apelando a sus instintos más subterráneos, y fumigando sus neuronas al mismo tiempo.
De modo paradójico, aunque sin demasiado capacidad para sorprender, el premio a la mejor interpretación masculina recayó en Roller Múr, que pertenece a la raza ebranita, la cual se caracteriza por la inexpresividad facial, aunque en rigor a la verdad hay que decir que no de forma absoluta, ya que es perceptible un leve alzamiento de ceja. El galardón Caspa Dorada a la mejor interpretación femenina se entregó a la ya cansinamente nominada, edición tras edición, Vetusta Chacosa por ofrecernos el mismo rol unidimensional en el inacabable culebrón kòsmico Unlimited Space Opera: batallar en tiempos inanes. Por su parte, el premio a la mejor actuación hermafrodita lo recibieron ex aequo Vilma Vulva y Valerio Verga, éste sí, muy aplaudido al menos por los presentes. La mejor serie de ficción, con mención especial a su pertinaz calidad inventiva, recayó en los informativos kòsmosivos emitidos mañana, tarde y noche. El premio al más logrado magacín de entretenimiento, y hay que reconocer que entretener entretiene, lo recibió el programa interactivo Ud. también puede ser un contertulio, en el que se invita al espectador a convertirse en parte del despropósito, buscándose el mayor número de tertulianos en un plató kòsmosivo debatiendo sobre los temas más nimios y con barra libre para bramar, denostar y remedar al prójimo. El galardón Caspa Dorada al mejor concurso kósmovisivo fue a parar a Control social, programa de multitudinario éxito que ha batido todos los récords de audiencia, cuyo mecanismo de funcionamiento consiste en que no haya ni un solo espectador que cuestione el sistema político y económico establecido en el Kósmos dibujándose a la vez una sonrisa mema en su rostro. Dentro del previsible y aciago desarrollo de la gala, lo único excepcional fue el intento de miembros del grupo subversivo ludita MMM (Muerte a la Maligna Máquina) de fundir los plomos e impedir la transmisión a todo el Kòsmos. Por desgracia, lo impidieron a tiempo.

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