sábado, 11 de febrero de 2012

SE INAUGURA, CLANDESTINAMENTE Y CON GRAN JOLGORIO, LA ESCUELA POSMODERNA

Informa nuestro reportero de escritura inaprehensible Andreas Tiado.- Un individuo estrafalario, enloquecido y peripatético que responde al nombre de Profesor Prosélito Pronuncio llevaba amenazando un tiempo con la creación de un megaproyecto pedagógico que, finalmente, parece haber llevado a cabo pasándose por el forro las serias advertencias de unas autoridades kòsmicas que ya ha empezado a mostrar síntomas de hastío. Pronuncio ha realizado varias transmisiones por kósmovisión en la que realiza explicaciones de los postulados de su empresa educativa en una jerga ininteligible, producto con seguridad de una mente demasiado expuesta a la radiación losmica, y acompañadas de gestos obscenos y espasmos alarmantes, los cuales no terminan de ayudar a empatizar con su causa. Al menos una cincuentena de chavales pertenecientes a diferentes especies kòsmicas, de inteligencia más o menos probada, han sido admitidos en la Escuela Posmoderna. De lo que hemos deducido de las palabras de su fundador, una de las ideas primordiales que se va a introducir en la mollera de los alumnos es que todo conocimiento es sumamente cuestionable y, sin ningún ánimo de ser rigurosos en la traslación del complejo pensamiento de una mente enferma, "los científicos son unos señores perversos que deberían dedicarse a sexar especies inferiores". Ante un hecho pedagógico tan subversivo, las principales fuerzas estatales racionalistas kòsmicas, las cuales basan su civilización en una fuerte episteme positivista que aplican a los ciudadanos por la fuerza coercitiva más brutal, han declarado inadmisible la labor del fulano éste y, con admirable talante racional y científco, han comenzado a movilizar efectivos militares. No solo la ciencia se pone en cuestión en la Escuela Posmoderna, la misma noción de progreso se ha considerado un hecho falaz en el desarrollo de las sociedades kòsmicas, hasta el punto que ya se ha escuchado a algún crío preguntarse si, verdaderamente, vamos a alguna parte con todo este tinglado que hemos montado. Además, la mínima tentación ideológica que pueda producirse en los alumnos, o de desarrollar algún discurso de intenciones superlativas, especialmente si conllevan aspiraciones emancipadoras o mesiánicas a nivel social, va a corregirse rápidamente por el profesorado. De esa manera, quiere instarse a los chavales a que se dejen de gaitas de cara a un posible futuro mejor, a que se ocupen de su propio culito y a que disfruten el presente de la manera más frívola posible dejándose de trasnochadas aspiraciones revolucionarias e incluso evolutivas. Todo este cúmulo de despropósitos educativos basados en que el conocimiento objetivo es una quimera, en que la razón está bastante sobrevalorada como concepto filosófico  y en que al progreso todavía no le ha conocido nadie se acompaña de un nada menor cuestionamiento de una ontología legitimada en esencia alguna. Esto es así hasta el punto que se asegura que algunos de los alumnos de la Escuela Posmoderna se han desprendido de algunos de sus miembros orgánicos y los han substituido por piezas tecnológicas de alto nivel, lo que hace temer por el desarrollo sexual de más de un educando. Pero la mutación no se limita al ente físico y, para mayor perplejidad, se ha revelado tempranamente algún proyecto de un aventajado alumno que asegura transformar con cierta facilidad su carácter moral y su conciencia a lo largo del curso escolar. Aunque no parece que la empresa pedagógica posmoderna conduzca a sistematización posible alguna, una asignatura troncal es la llamada "Relativismo a porrillo", la cual confirma todos los postulados presentes en el desvarío salido de una sique perturbada. Asimismo, parece que las intenciones escolares van a ir acompañadas de ciertos rituales festivos en los que se cuestionará todo lo habido y por haber mediante alegres cánticos y frívolas representaciones, en lo que solo puede ser un ambiente de falsa camaradería. La subversiva intención del profesorado posmoderno estriba en que el conocimiento se convierta en una especie de laberinto filosófico ininteligible donde los tiernos infantes se pierdan tempranamente y no salgan ya nunca. Por si ustedes no se han perdido todavía en todas estas descripciones, otro de los puntos divertidos en la pedagogia posmoderna es el que atañe a toda intención de estudiar la historia del Kòsmos, de tal manera que lo que antes se consideraban hechos probados basándose rigurosas fuentes primarias ahora se señala como meras interpretaciones arbitrarias, fundadas en documentos elaborados en el pasado por señores con a saber qué aviesas intenciones. Al resultar inadmisible toda esta subversiva y destructora labor pedagógica, y como ya hemos apuntado, una alianza de los Estados más poderosos del Kòsmos, los cuales han confiado su civilización a un desarrollo progresivo de la razón y del conocimiento científico, han desplegado todo el armamento pesado del que disponen dispuestos a no dejar ni rastro del Profesor Prosélito y de su obra educativa posmoderna.

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