Una nueva forma de vida inteligente, o más o menos, parece que ha surgido en el planeta Conazo, en el Sistema Remoto, allá por la parte suroriental del Kòsmos a mano izquierda. El caso es que una serie de individuos con un supuesto desarrollo de la conciencia política, y a pesar de su carencia total de extremidades de ningún tipo y de tener forma de una ridícula pelota esponjosa, han decidido hacer un pacto para fundar la sociedad y, por extensión, el Estado. Ahí es nada, parece que la evolución no espera por nadie y cualquier forma de vida se muestra ávida de fastidiar todo lo antes posible. Algunos de ustedes, queridos lectores, aventajados en cuestiones políticas, habrán reconocido lo que se llama, originariamente en el planeta Urras, el Contrato Social, llevado a cabo en los inicios de la civilización y que se jodan los que vengan detrás. Así es, las muy elementales formas de vida conozianas van a reproducir el mismo sistema político que se acabó extendiendo por todo el Kòsmos y que todo quisque acepta sin rechistar basado en algo que, ocurriera o no, se ha convertido en un mito. Vamos, que no hay manera de que surja algo mejor y así nos va. El pacto, contracto, tratado, convenio, acuerdo o componenda, también llamado cabronada, que han llevado a cabo las ridículas pelotas conazianas con un inexplicable orgullo, hace que todos los firmantes renuncien voluntariamente a su estado natural y acepten las reglas del Estado político. Lo más gracioso es que el carácter voluntario del pacto obliga indefinidamente a todas las generaciones posteriores. Al menos en Urras, despues de cientos de siglos de civilización, nadie recuerda haber firmado nada.
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A pesar de ser tan precarios estructuralmente como formas de vida, los conazianos ya han firmado un contrato para fundar el sistema político. De momento, uno ya se ha erigido en monarca. |
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